jueves, 12 de agosto de 2010

Tardes Portoalegrenses


Chego em casa (Peatonal General Lavalle 958), um envelope cinza. Deixe ele na mesa do quarto, preparei o mate, tirei o tabuleiro de xadrez para não me sentir observado e abri a carta. Tinha uma postal da casa de cultura Mario Quintana e uma folha murcha, amarela, pateticamente escrita.

"Querido Rubén, Estoy en Porto Alegre, sueño con el bento ( como en el tango ), pero no pasa nada. Un tropezón es otro tropezón mas fuerte , la lleca esta dura y exagero en el lunfardo, por que si no la memoria me roba sus palabras. Mario Quintana sigue ahí, ahora en forma de muñeco y con un cuarto parado en el tiempo.Envidio sus poemas, pero también su bastón y el gusto por el quindim.
Así es, Quintana sigue en el tiempo, pero yo no ando muy...."


Joguei a carta de ele na cama, peguei um edição de bolso de Mario Quintana, lei em voz alta e profunda ;

"Sinto uma dor infinita
Das ruas de Porto Alegre
Onde jamais passarei... "


Continua intacto, continua aí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario